Reseña 47 🔮 | EL LIBRO DE LAS BRUJAS de Katherine Howe

¡Hola a todas y todos!

La reseña de hoy trata sobre un libro que, dentro de este blog podríamos denominar como atípico. No cuenta la historia de unos personajes ficticios, sino la de muchas mujeres (sí, elijo decir solo mujeres a propósito) que, víctimas de la superstición y la influencia de las creencias religiosas, fueron acusadas y/o condenadas por brujería.

Este libro me recordó muchísimo a la serie Salem, la cual os recomiendo si os interesa el tema de la brujería; algunos de los personajes de la serie están basados en mujeres reales que aparecen en el libro. Por tanto, para leer esta reseña, os recomiendo esta canción, que es la intro de la serie:

Nombre:  El libro de las brujas. Casos de brujería en Inglaterra y en las colonias norteamericanas (1582-1813)

Autor: Howe, Katherine

Editorial: Alba

Encuadernación: Tapa dura

ISBN: 97884-90652244

Nº de páginas: 384

Gracias a Alba Editorial por el ejemplar

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Katherine Howe, profesora de la Universidad de Cornell y descendiente de tres brujas acusadas en los juicios de Salem de 1692, ha recogido en este libro un gran número de documentos relacionados con la brujería y los procesos por brujería desde finales del siglo XVI hasta principios del XIX. Empezando por un juicio en Inglaterra contra una mujer acusada de causar la muerte de un bebé y de su cuñada, porque ésta la llamó «puta y bruja», sigue con la Demonología del rey Jacobo I, muy activo en la persecución de la brujería y responsable de una ley que dictaría el modelo judicial no solo en Inglaterra sino en las colonias norteamericanas. El pánico de Salem, que llevó a la horca a veinte personas (catorce de ellas mujeres), no fue una anomalía sino la consecuencia de un largo proceso de tipificación de la figura de la bruja y de su castigo por poner en peligro la fe y la cohesión de la comunidad. Pruebas de flotación (sumergir a la «bruja» en agua, atada, para ver si se hundía o no), pruebas «espectrales» (visiones o sueños a los que se daba validez jurídica) o la enigmática «teta de bruja» (que podían tener hombres y mujeres en cualquier parte del cuerpo) se unieron a acusaciones en que la mera palabra del afectado bastaba para certificar un maleficio. El libro de las brujas repasa uno de los períodos más oscuros de la historia a través de una galería de hechos y personajes escalofriante.

Éxodo, 22, 18: A la hechicera, no dejarás que viva.

Con esta referencia Bíblica a la brujería (una de las pocas existentes en la misma, cabe destacar) comienza el libro de Katherine Howe.

La primera reflexión que me gustaría hacer referente a lo que cuenta este libro es algo que seguro que muchos de vosotros habéis pensando. Constantemente se habla de la hechicera, la bruja... ¿Por qué? Lo más llamativo de este tema puede ser lo más obvio, lo más evidente. ¿Por qué, siempre que se habla de la figura de la bruja, es en femenino? En el libro, sólo hay alguna excepción en la que se condena por brujería a hombres, generalmente no por ejercerla ellos mismos sino por ser maridos de una mujer que se sospechaba que sí la ejercía. Además, también hay que señalar que las condenas acababan siendo mucho menos severas; era infrecuente que se les condenase a muerte, no como a las mujeres, que era común que su final fuera la horca, la hoguera, etc. Esta reflexión también la hace la autora, citando el argumento de la gente de la época daba en este sentido:

La razón es sencilla, pues, al ser el sexo femenino más fragil que el masculino, más fácil les es a ellas caer en las burdas trampas del Diablo [...]; él (el Diablo) se siente mejor acogido por el sexo sensible.

Este es el tipo de frase que, viendo la época de la que proviene, no te extraña pero a la vez tiene un contenido tan machista que no puede pasar inadvertida. Una vez más en la historia, por desgracia, vemos como se considera a la mujer como el sexo débil, y que es por ello por lo que se convierten en estos seres merecedores (según el argumento que vimos al principio) del desprecio popular o incluso la muerte.

Si ya de por sí es cruel e injusto matar a tantas y tantas mujeres por el supuesto crimen de brujería, es aún más absurdo pensar que, dentro de los pocos fragmentos de la biblia en las que se basan dichas condenas, no se hace mayor descripción de qué es una bruja. Dejando, por tanto, libre albedrío para condenar a la mujer (no al hombre, porque lo que sí se establece es el género) que el tribunal del pueblo de turno  (generalmente, cabe señalar, dirigido por hombres) considere oportuno. A lo largo del libro, encuentras las descripciones (tanto de su físico como de su forma de vida) en las que se basaban para acusar a una mujer de brujería y hace que te plantees cómo fue posible que perdiesen la cordura de esa manera. La mayoría de las descripciones hacen referencia a mujeres que no tienen ni belleza, ni dinero, ni ascenso social, ni riqueza, ni honor [...] ni cualquier otro beneficio. Es decir, mujeres normales que tienen la desgracia de, por el motivo que sea, sufrir el rechazo del resto de la sociedad en la que viven. Si nos paramos a pensar, es increíble pensar que llegó un punto en que, en este contexto, por simple hecho de, por ejemplo, no ser bella (sin belleza...) o no tener dinero,  tus vecinos ya pudieran empezar a sospechar que eras una bruja. Motivos tan simples como estos, iniciaban una sospecha hacia estas personas, y cualquier mínimo detalle era tomado como señal inequívoca de que eran brujas hasta que, por acumulación de "evidencias", acababan juzgadas y asesinadas.

Por todas estas cuestiones, acompañadas por la dosis de superstición que bañaba a la población así como que, en muchos casos, la sociedad no tenía respuestas "sólidas" para muchos problemas del día a día, llegaba un momento en que algunas de las acusadas se sentían brujas y, argumenta la autora, confesaban los crímenes que se les acusaba haber cometido. Otras, por el contrario, defendían siempre su inocencia pero se le daba más credibilidad a las "evidencias" de las que hablamos, que a la propia palabra de la acusada.

Y de este modo se convencen, y a veces llegan a creerlo, de que pueden obrar acciones que escapan al alcance de la naturaleza humana.

Me gustaría poder seguir hablando del libro y comentar muchos detalles que cuenta la autora,  contextualizados y bien (aunque en algunos casos insuficientemente) explicados, pero creo que lo que os he adelantado es más que suficiente para despertar vuestra curiosidad.

El defecto que le podría poner al libro es que hay partes que se hacen "pesadas" de leer, y que llega un punto en el que se hace monótono leer interrogatorio tras interrogatorio. Me hubiera gustado que la autora añadiera más explicaciones y más datos, y menos interrogatorios o condenas, ya que al fin y al cabo muchas de ellas eran muy parecidas y llegaba un punto en el que no aportaban nada nuevo: diferente mujer, en diferente año, pero acusada por las mismas cosas y, en muchos casos, con las mismas consecuencias. Por esto, aunque me gustó,  este libro no consiguió saciar del todo mi curiosidad sobre el tema de la brujería; pese a que está bien explicado lo que cuenta, me faltó saber más sobre algunos temas que sólo cita.

Este libro cuenta, de una forma relativamente sencilla de comprender, el sufrimiento que para las mujeres de estos siglos supuso darle tanta importancia a la superstición, a los símbolos, y a los argumentos basados en pasajes bíblicos. Especialmente en la época más fuerte de la caza de brujas en Salem. Aporta muchas historias de las supuestas brujas, y algún brujo, acusados y condenados; sin embargo, llega un punto en que leer tantos testimonios y no tantas explicaciones, se hace monótono y hace que pierdas un poco el interés. Pese a esto, se lo recomiendo a aquellas personas interesadas en el tema, así como a los curiosos que quieran conocer cómo nació y se desarrolló la caza de brujas durante estos siglos. Es un libro que está, además, muy bien hecho; pese a que hay momentos que se hacen pesados de leer, la autora respalda todo lo que cuenta con una investigación de fondo basada en documentos y registros de la época, lo que lo hace bajo mi punto de vista un libro de calidad. 

Gata de Biblioteca